lunes, 9 de noviembre de 2015

Análisis del libro: Yo explico pero ellos… ¿aprenden?

Yo explico pero ellos… ¿aprenden? Es el título del libro escrito por el autor Michael Saint-Onge. Tiene el propósito de apoyar al personal docente y directivo de los tres niveles de educación básica en el desempeño de su profesión


A lo largo del libro, el autor presenta ocho postulados o principios que influyen en muchos profesores.
El libro considera que el sentido de la enseñanza depende del sentido que se dé al aprendizaje; por lo tanto en Yo explico pero ellos… ¿aprenden? Se dan a conocer estrategias, metodologías y procedimientos enfocados al aprendizaje con el fin de que se eleve la calidad educativa pensando en un aprendizaje significativo; donde el alumno pueda aplicar lo que aprende en su vida cotidiana mediante el proceso enseñanza-aprendizaje; comprendiendo algunos conceptos como conocimientos, enseñanza, calidad educativa; entre otros. De acuerdo con el libro, el docente debe ser consciente de que con el simple hecho de exponer sus conocimientos no quiere decir que sus alumnos realmente aprendan sino que debe dar seguimiento y comprobar que lo que ha transmitido ha sido adquirido por sus alumnos, no mediante un examen escrito, sino a través de la práctica en la vida cotidiana con el fin de que en un futuro su alumno pueda incursionar en un mundo laboral a través de una educación integral, ésto sucede cuando los profesores no se preguntan si la metodología de la clase es la adecuada.

En el libro se señalan 8 principios, expuestos también en el artículo de Christopher K. Knapper "Is What You Teach What They Learn?" (1987), en el libro se encuentran como punto de partida para una reflexión sobre nuestra práctica de enseñanza. 

  • Primer postulado LA MATERIA QUE EXPLICO ES MUY INTERESANTE Y ELLA SOLA PUEDE ATRAER LA ATENCION DE LOS ALUMNOS
  • Segundo postulado Los ALUMNOS SON CAPACES DE RETENER E INTEGRAR UNA CORRIENTE INFORMATIVA DURANTE MÁS DE 50 MINUTOS
  • Tercer postulado Los ALUMNOS APRENDEN CON SÓLO ESCUCHAR
  • Cuarto postulado Los ALUMNOS SON OYENTES EXPERIMENTADOS Y HÁBILES EN TOMAR APUNTES
  • Quinto postulado Los ALUMNOS TIENEN LOS CONOCIMIENTOS PREVIOS Y EL VOCABULARIO SUFICIENTE PARA SEGUIR SIN DIFICULTAD LAS EXPOSICIONES
  • Sexto postulado Los ALUMNOS SON CAPACES DE DIRIGIR. SU PROCESO DE COMPRENSIÓN
  • Séptimo postulado Los ALUMNOS ESTÁN DEMASIADO SEGUROS DE sí MISMOS PARA ADVERTIRLES CUÁNDO NO ESTÁN ENTENDIENDO ALGO
  • Octavo postulado Los ALUMNOS PUEDEN LLEVAR A LA PRÁCTICA LO QUE HAN ENTENDIDO


Estos ocho postulados, que dan pie a que un profesor pueda afirmar: "Yo explico una materia y los alumnos tienen que arreglárselas para aprenderla", ponen de manifiesto una deficiente comprensión de los mecanismos del aprendizaje. Éste no se produce rápidamente. Exige un largo proceso que debe ser dirigido.
La enseñanza no es una simple transmisión de contenidos. Es la organización de métodos de apoyo que permitan a los alumnos construir su propio saber partiendo del modelo de conocimientos de las diferentes disciplinas escolares. La enseñanza no es equiparable a una exposición. Aunque admite una gran variedad de formas, tiene una estructura básica que se busca identificar. En una síntesis sacada de estudios realizados sobre la enseñanza directa, Barak Rosenshine (1986) resalta siete funciones de ella que pueden colocarse en este orden: - Recordar los conocimientos anteriores que son de interés con relación a los nuevos aprendizajes. - Fijar a los alumnos objetivos en el aprendizaje. - Presentar los nuevos elementos de conocimiento. - Organizar pruebas de evaluación. - Corregir los errores en el aprendizaje. - Fomentar ejercicios de iniciativa personal (trabajos, estudio). - Hacer periódicamente síntesis de contenidos ya aprendidos.
Como se ve, la enseñanza no es una tarea tan sencilla como a veces se quiere dar a entender. "Dar clase" comporta algo más que ofrecer una disertación magistral: es aplicar un método de enseñanza que ayude eficazmente a que los alumnos se pongan a aprender con interés lo que se desea que ellos consigan. Evidentemente, este método habrá tenido que ser ideado y planificado por los que enseñan. La evaluación, como es natural, detectará su grado de eficacia. Con todo, lo que garantiza un impacto decisivo en el aprendizaje y en los alumnos es algo que está en manos de los profesores: la orientación de las actividades que originan los procesos de pensamiento necesarios para transformar conocimientos previos. Todo esto nos explica por qué la reflexión pedagógica sólo tiene sentido para los que enseñan cuando ella se ocupa del proceso por el que se orienta el aprendizaje. Efectivamente, para llegar a explicar por qué un alumno aprende o no aprende, hay que analizar previamente la calidad de las ayudas de la enseñanza. El análisis de las características de las exposiciones formales o informales nos permite determinar los límites de la eficacia de esta clase de ayuda. Sin embargo, se podría llegar a identificar lo que haría posible una mayor eficacia abandonando ese factor en solitario y situándolo dentro del marco completo del método utilizado en la enseñanza, y examinando la actividad de los alumnos. Para que la enseñanza pudiera consistir en la sola exposición magistral, haría falta que todos los postulados anteriormente presentados fueran válidos. En una rápida ojeada de todos ellos, acabamos de cuestionar sus fundamentos. Ahora los vamos a revisar de nuevo en forma de preguntas. En vez de afirmar, interroguémonos. Al responder a nuestros interrogantes, podremos comprobar nuestro grado de acuerdo o desacuerdo con el fundamento de una concepción de enseñanza que la reduce a una simple tarea de exponer los propios conocimientos.


Este libro y muchos más los puedes encontrar en nuestra Biblioteca de la Escuela Normal de Sinaloa. 


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